Este post está insirado en una típica escena de bar de la ciudad en la que vivo.
Noche de sábado en la ciudad. Los animales nocturnos están pasándolo bien. Al fondo, donde están los baños, una cola de chicas esperando para pasar. Mientras tanto, el baño de hombres, vacío, sin colas. Entonces, una chica que está harta de esperar piensa: “Qué absurdo. Me meo, no aguanto más. Estoy sola, no me voy a maquillar, no voy a cotillear, no me voy a cambiar un tampón…¿porqué no puedo entrar?, ¿porqué tengo que esperar 10 minuntos mientras el otro baño está libre?. Y entra.
Al salir – máximo 4 minutos porque es muy rápida- se encuentra con un chico con expresión ceñuda que le dice: ”Oye, que este es el baño de chicos”. Pero él no tiene a nadie detrás esperando, acaba de llegar-piensa ella- “¡ Chico, tranquilo… que sólo has esperado 2 minutos!». Le responde. Y las chicas de al lado, que llevan 10 minutos esperando, la miran, algunas enfadadas, otras solidarias, otras con envidia. Y la discusión se prolonga un rato hasta que, cada cual acaba con sus cosas y se va por su cuenta.
Esta anécdota, que me pasa a menudo, se explica muy bien en el contexto en el que vivo. Los bares de mi ciudad son pequeños y habitualmente tienen dos espacios minúsculos para los baños. En algunos bares estos espacios están claramente diferenciados, el de hombres y el de mujeres. Otros muchos bares no estableen la diferencia, tienen dos baños y son mixtos, lo que no evita las malas caras y las discusiones como la relatada.
Y yo me pregunto: ”¿Porqué nos toca siempre a nosotras comernos las colas?
“Porque tardáis mucho más las chicas, que entráis de dos en dos y os ponéis a contaros la vida en verso”.
Perdona, pero yo normalmente voy al baño lo estrictamente necesario porque, como tu, entiendo que lo interesante está en el bar, con mis amigos, en la pista de baile y no en un baño cutre.
Y por eso voy sola y -como muchas chicas- hago lo que tengo que hacer y salgo pitando. Además a ciertas horas, en ciertos bares, los chicos también van juntos al baño y ahí nadie dice nada…
“Pero las chicas os sentáis al hacer pis y los chicos no, por eso tardáis más”.
Es verdad, nos aclucillamos y por eso tardamos 2 minutos más, no tanto como para justificar que se nos “castigue” con 10 minutos de cola.
Esto de mear de pie, es muy interesante. Los chicos efectivamente, mean de pie. Y alguno está acostumbrado, porque hay cierta tolerancia social, a mear donde le viene en gana, contra los contenedores de basura, contra los árboles, en una esquina….No todos, es verdad , pero muchos mean donde y cuando les apetece. ¡Ventajas que tiene uno por mear de pie! (léase: «¡ventajas que tiene uno por tener un pene!)
Volviendo al tema, a mi no me parece bien mear en la calle. Para eso están los baños. Pero claro ¡hay colas! Y en los baños de las chicas más, porque como no meamos en la calle, el número de chicas que mean en los bares es mayor al de chicos que mean en los bares.
“Es una cuestión de higiene. Muchas mujeres prefieren que los baños no sean mixtos.”
Efectivamente, la cuestión de la higiene es importante. No creo que a todos los chicos les de igual mancharse los zapatos y pantalones del pis de quienes mean fuera de la taza.Simplemente la suciedad es igual de repugnante para chicos y chicas.
Por otra parte, la mayoría de chicas que conozco no se apoyan en la taza de los bares para hacer pis así que, aunque desagradable, es preferible la suciedad a pasarte 15 minutos esperando a mear en el baño de chicas que muchas veces está… ¡igual de sucio que el otro!
Creo que en el fondo de este debate está la desigualdad, porque este debate está basado en unos privilegios adquiridos por parte de un determinado grupo de personas diferenciadas por su sexo. Privilegios que consisten en no tener que esperar colas en los baños, en llegar y besar el santo mientras la cola de las chicas no hace más que aumentar. Unos privilegios a los que, según mi opinión, los hombres deberían renunciar en pro de la igualdad.
Muchos de los chicos que protestan cuando sales del baño de chicos mientras tus compañeras esperan la infinita cola, me dirían eso de: “Oye, ¡que yo no soy machista!”. Y estoy segura de que no lo son. Pero cuando llega el momento de dejar paso a la igualdad, de renunciar a privilegios y compartir espacios, de perder comodidad, entonces, ¡ay!, aparecen los estereotipos y las excusas y la apelación a las diferencias.
Ante esta resistencia a perder los privilegios, pregunto: ¿Qué proponen ustedes?
a) Que nos aguantemos y asumamos que tenemos que esperar 10 o 15 minutos, mientras el baño de hombres está libre.
B) Que nosotras meemos también en la calle. De hecho, ya se fabrican y comercializan artefactos para facilitar esta cuestión .
Yo me pregunto: ¿ no es más sencillo, más justo y más equitativo que sea el orden de llegada el que establezca el acceso a los baños en los bares?